Cambios de humor, alteraciones en el sueño y en su desarrollo social y cognitivo son algunos de los síntomas que han padecido niños, jóvenes y adultos debido al aislamiento que ocasionó la pandemia, explicaron especialistas en la conferencia “Fatiga crónica derivada de la pandemia: procrastinación vs motivación”.
En esta plática virtual, la maestra Sol Citlali Acosta explicó que, por causa del encierro, los infantes han llegado a experimentar fatiga por no poder regresar aún a la escuela para convivir y jugar con otros niños de su edad.
Dijo que los síntomas más evidentes que demuestran los menores que están exhaustos, se identifican como cambios bruscos de humor, falta de comunicación, poca atención para atender sus clases y demás responsabilidades, alteraciones en el sueño e, incluso, miedo, porque sus padres o familiares se enfermen.
Su desarrollo cognitivo también se puede ver afectado, agregó la maestra Acosta, pues ahora que tienen que tomar clases a distancia los menores han llegado a perder la poca autonomía que tenían con sus trabajos y tareas de la escuela, porque los papás, en lugar de dejarlos hacer las cosas a su ritmo, optan por hacerles las tareas.
“Si tienen a alguien que haga las cosas por ellos esta autonomía se va a ver truncada. En la escuela tienen su espacio para aprender a su ritmo, pero cuando los papás hacen sus tareas les quitan autonomía, y para ellos será más sencillo que alguien más haga las cosas, pero también de esta manera afectamos su desarrollo”.
Asimismo, mencionó que es importante que se siga teniendo el mismo ritmo que existía antes de la pandemia, ya que eso les va a ayudar a tener más estabilidad: “dormirse a la misma hora, despertar a la misma hora, levantarse, bañarse, desayunar. Eso les da mucha seguridad dentro del hogar, así como pasar tiempo de ocio en familia, es importante incluso dentro de casa”.
Por su parte, la maestra Alondra Cervantes expuso que a los adolescentes el aislamiento les ha afectado en algunas habilidades que suelen desarrollarse en esa etapa, como la asertividad, el apego, el autocontrol, la empatía, la comunicación y la resolución de conflictos, que se pueden ver mermadas o cuarteadas por la contingencia.
“Ellos vivieron el cierre de sus escuelas y se dio el distanciamiento social, algo que para ellos es crucial, relacionarse, conocer, intercambiar ideas, todo eso se les acabó una vez que llegó el COVID, y han llegado a experimentar tristeza, ansiedad, pérdida de la capacidad de atención, apatía e, incluso, enojo de no comprender lo que está pasando”.
Sin embargo, la maestra Cervantes resaltó que la pandemia también ha provocado que la gente salga de su zona de confort, lo cual los ha hecho desarrollar y adoptar otros hábitos: “Vivíamos en una zona de confort, cada quien a su ritmo, de manera acelerada, estresante, ansiosa y en busca de un equilibrio. Con la pandemia nos salimos de esa comodidad y ahora tenemos que empezar a desarrollar nuevas capacidades para enfrentar este ritmo de vida. Es importante que nos demos cuenta y nos quitemos la idea de que solo a algunos les ha afectado la pandemia”.
Agregó que es importante darles a los adolescentes la atención y el apoyo para que puedan realizar sus actividades continuamente, ayudarlos a que no se distraigan y a estructurar horarios de trabajo para que continúen con sus rutinas diarias que tenían desde antes de la pandemia.
Practicar la empatía, fomentar el diálogo y reconocer las emociones que se sientan. “Ponerle nombre a lo que están sintiendo favorece a que haya un adecuado control y manejo de las emociones”.
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