El Cascanueces, una atmósfera de fiesta y admiración

La UACJ revive la clásica obra de Piotr Ilich Tchaikovsky de hace 130 años 

Durante tres noches consecutivas —9, 10 y 11 de diciembre—, familias fronterizas abarrotaron el teatro Víctor Hugo Rascón Banda del Centro Cultural Paso del Norte (CCPN) para apreciar El Cascanueces, la obra monumental de Piotr Ilich Tchaikovsky. 

Cada fecha, las bailarinas montaron una guardia, donde el público aprovechó para tomarse la foto del recuerdo, respaldadas con las siglas de esta casa de estudios con decoración navideña. 

La maestra Alpha Elena Escobedo Vargas, directora general de Difusión Cultural y Divulgación Científica de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), agradeció al público su presencia y al staff que hizo posible este emblemático evento, aprovechando la presencia del maestro Juan Ignacio Camargo Nassar, rector de esta Institución promotora de la cultura en la localidad. 

Más de un centenar de danzantes, coreógrafos y músicos crearon una atmósfera de fiesta y admiración, en la que el público aplaudió cada una de las coreografías que estaban impregnadas del espíritu navideño y de los valores que tiene la UACJ. 

En materia dancística, le correspondió a la maestra Marisol Galán Jurado ser la directora general, acompañada de la maestra María del Rosario Chávez, desempeñándose en la coordinación de escena. 

Quienes dieron vida a los personajes principales de esta obra fueron Greta Elizondo y Moisés Carrada, bailarines de la Compañía Nacional de Danza. 

En el aspecto musical, el maestro Lizandro Valentín García Alvarado dirigió la Orquesta de El Cascanueces, que estuvo cortejada por los miembros del Coro Infantil del Centro Cívico S-Mart, y de Voces de la Ciudad, Coro Infantil de Ciudad Juárez. 

Para esta edición, la gran sorpresa fue el cambio y los efectos de escenografía, en los que 104 bailarines —entre papás, mamás, niñas, niños, ratones, soldados, galletas de jengibre, copos y flores—, 49 músicos de orquesta y 48 pequeños coristas fueron los encargados de representar la obra que se estrenó hace 130 años. 

Esta puesta en escena inició su historia en casa de Clara, en donde celebra la Nochebuena al lado de su familia y amigos; pero es hasta la llegada del tío Drosselmeyer que la magia comienza a fluir, debido a los peculiares obsequios que lleva, de los que sobresale un Cascanueces, que posteriormente le regala a Clara. 

El segundo acto traslada al espectador de este clásico navideño a los sueños de la protagonista, en los que se hace tan pequeña que todos los objetos que la rodean toman dimensiones desproporcionadas. Durante su sorpresa, debido al cambio de su tamaño, observa a un grupo de ratones y su rey. 

Mientras es atacada por estos roedores, un grupo de soldados aparece junto con el Cascanueces de Clara, que ha cobrado vida para rescatarla. En la batalla contra el rey de los ratones, el Cascanueces resulta victorioso, y ya convertido en príncipe, por el amor de Clara, la invita a realizar un viaje como recompensa por ayudarlo. 

En la tercera escena de esta obra, Clara y el príncipe llegan a un bosque donde todo el año es invierno; ahí aparece la Reina de las Nieves, quien los recibe con un baile de bienvenida, junto con los copos de nieve. 

Para el último acto, el viaje continúa hasta llegar al País de Azúcar, donde los recibe el Hada de Azúcar y su caballero, quienes, al enterarse del acto de valentía de Clara para ayudar al príncipe, la invitan a sentarse en el Trono Real y a disfrutar de los festejos que se han organizado en su honor. 

Ante los protagonistas de esta historia participan personajes realizando bailes de diferentes lugares: el chocolate de España, el café de Arabia, el té de China, el trepak de Rusia, entre otros. Para finalizar el viaje, el Hada de Azúcar y su caballero bailan para sus invitados especiales. 

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