Egresada de Diseño Gráfico participó en la producción de la película Avatar 2, ganadora de la estatuilla por Efectos Visuales
Michelle Espinoza Monroy creció entre la colonia Ex-Hipódromo y la colonia Melchor Ocampo, en el corazón de Ciudad Juárez, sectores tradicionales en la ciudad, de gente amable y de sonrisa franca.
Cuenta que tuvo una infancia divertida, pues le gustaba explorar sus alrededores y por las tardes salía a jugar con los vecinos.
Su padre aún es pintor artesanal y su madre, hoy retirada, era auxiliar contable.
“Tuvimos mucha suerte mi hermano y yo, porque crecimos siempre rodeados de pintura, de arte. Mi mamá a lo mejor estaba en un área que era más de oficina, pero tenía mucha creatividad, hacía manualidades, nos ayudaba con la escuela, a crear nuestros proyectos”.
Mientras que su padre les compartía sus habilidades y conocimientos en la pintura.
“Nos dejaba jugar y explorar con sus herramientas, con su equipo”.
Y así se fueron desarrollando Michelle y Édgar, siempre apegados al campo de lo artístico, lo cual influyó en su futuro.
Ambos estudiaron la carrera de Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), en Efectos Visuales, pero tomaron diversos rumbos; Édgar continúa en esta frontera haciendo posproducción, como animación 3D, iluminación y composición, en tanto que Michelle, de trabajar en el diseño de revistas y publicidad en esta localidad, una empresa en Vancouver contrató sus servicios y después se la llevó a Nueva Zelanda, a su compañía base: Weta FX, dedicada a efectos visuales digitales, ganadora de varios premios Oscar, entre ellos, la trilogía de El Señor de los Anillos y, recientemente, Avatar en su segunda entrega: The Way of Water, en la que Michelle tuvo una notable participación.
¿En qué momento decides estudiar Diseño Gráfico?
“Pues yo creo que siempre los dos lo supimos. Cuando ya estaba más adolescente y necesitaba ponerle nombre a lo que quería hacer, el Diseño Gráfico me encantó; se me hizo muy divertido, porque me fascina esta parte donde tienes que conceptualizar las ideas y representarlas. Aparte, la carrera es muy noble, porque puedes aplicarla en muchas áreas; es más profunda de lo que muchas personas podrían pensar”.
Cuenta que, llegado el tiempo de ir a la universidad, empezó a revisar los programas, siempre con la firme convicción de que, si iba a tomar el Programa de Diseño Gráfico, su objetivo sería la UACJ, “por su nivel académico”.
Recuerda que disfrutó bastante su paso por esta Institución formativa, “me fascinó”, particularmente porque en esa época los llevaban a congresos a diferentes estados de la república, lo que le hizo reforzar su gusto por esta opción de estudios.
“De verdad es bien importante que los programas sigan haciendo esta dinámica, llevar a los alumnos a los congresos y que —los alumnos— de verdad vayan, porque les abre la mente y ven un mundo de posibilidades. Es increíble, porque aparte hablas con los ponentes y ya no lo ves tan lejano; te cuentan sus experiencias y te das cuenta de que no era tan difícil”.
Los profesores que le tocaron la inspiraron, la apoyaron y creyeron en ella.
“Hasta hoy sigo en contacto con ellos, platicamos. Es muy bonito ver gente que se apasione por su trabajo y que contribuya. Cuando hacen las cosas con pasión no tienen idea de la magnitud e impacto en la carrera de los alumnos”.
Expone que aún recuerda las palabras de sus profesores, sus enseñanzas y sus consejos.
“Es una sensación muy bonita tener gente que realmente se interese por tu progreso”.
Menciona que, en algunos casos, los universitarios no captan aspectos que resultan clave en la formación profesional.
“Ahora yo veo y entiendo la importancia que es tener dedicación, disciplina y entender que, si tienes talento, a veces no importa, o sea, una persona que tenga voluntad, disciplina, va a llegar mucho más lejos que la persona más talentosa que no quiera trabajar”.
Se refiere a que es primordial tener metas: soñar desde un punto de vista personal con lo que se anhela.
“Así sea algo muy grande o loco, pero siempre respetando los principios y valores, manteniendo una ética profesional, social y teniendo en cuenta que la competencia con la que tú estás luchando eres tú mismo”.
¿Cuál fue el siguiente paso después de tu graduación (2011)?
“Fui muy afortunada, porque antes de graduarme ya estaba trabajando como diseñadora”.
Colaboró haciendo revistas, en diseño de empaque, web y audiovisual, donde además conoció a personas muy dedicadas, con las que compartía intereses similares.
“Es interesante, porque todas las personas que están en el mundo del arte y diseño pareciera que estamos cortadas con la misma tijera. Nos gusta el mismo tipo de música, hasta el estilo de vestir, y de pronto te encuentras con un grupo de gente creativa, con ideas frescas ,y eso le aporta a tu desarrollo profesional”.
Considera que el diseñador tiene que documentarse constantemente, hacer investigación profunda sobre la empresa en la que está trabajando, conocer su mercado.
Y es que, para los efectos visuales, que es en lo que hoy por hoy centra su conocimiento, el Diseño Gráfico fue una base importante, porque en la carrera se estudia la Teoría del Color, representaciones y composición visual.
“Respecto a los efectos visuales es una industria que tiene cierto número de empresas que son populares y se dedican a hacer este tipo de proyectos de alto presupuesto. Entonces, dentro de la industria, la gente piensa en el antecedente o tipo de efectos que han hecho las empresas, más que en un artista en particular”.
En su caso, deseaba trabajar en grandes compañías, como Digital Domain, Industrial Light & Magic o en Weta FX, por el tipo de efectos que realizan.
Y, al poco tiempo, logró un puesto importante para Weta FX.
Ahora estás viviendo en Nueva Zelanda, ¿qué te llevó para allá?
“Estuve en Vancouver un año con Weta FX y me ofrecieron una posición en Wellington (Nueva Zelanda). Ellos tienen distintas sucursales: en Australia, Canadá, Estados Unidos”.
En Wellington está la oficina principal, agrega. “Aquí está el centro, el equipo pesado”.
¿Cómo empezaste a trabajar en producciones como Avatar?
“Bueno, comencé hace ya como 7 u 8 años. La empresa en la que inicié ya se dedicaba a hacer proyectos grandes, así que conforme vas adquiriendo más experiencia y tiempo en la industria, es más fácil acceder a proyectos más ambiciosos, como en este caso el de Avatar”.
Platica que Avatar es una película en la que llevaban trabajando cinco años; muchas personas querían ser parte de este proyecto, pero aquí contaba la experiencia, estudios y preparación.
Pero aclara que es un ejército de gente, pues ella trabajó cinco meses para esta cinta, mientras que otros llevaban ya varios años.
“Yo creo que todos los artistas contribuyeron y es importante la colaboración que hicimos, pero te lo digo con los pies en la tierra: es un ejército de artistas, es mucha gente la que cuenta”.
En tu caso, ¿cuál fue tu papel?, ¿tu contribución en esta producción?
“Yo hago composición digital y dentro de los efectos visuales hay muchos departamentos”.
Está el Departamento de Modelado, Iluminación y los que hacen las Simulaciones Físicas.
“Todos ellos trabajando a la par y, al final, estamos los compositores; los que recibimos los videos. Por ejemplo, en una escena ves a una persona y atrás quieren poner unos robots, entonces a mí me hacen llegar el video de las personas y luego el de los robots; los compositores se encargan de que esa toma, se vea filmada en el mismo momento, lo más realista posible”.
Llegan los Oscar 2023. Cuando ves que ganó por Efectos Especiales, ¿qué pensaste?, ¿qué corrió por tu mente?
“Voy a ser súper honesta, una vez que ya estás en la industria, como son empresas muy acostumbradas a hacer proyectos grandes, por ejemplo, Black Panther, Batman o Avatar… es muy común que tengan un proyecto que resulte nominado, así que dentro de la industria para nosotros es algo muy normal”.
Y en tu caso, ¿cómo lo digeriste?
“A lo mejor puede sonar muy pedante hasta cierto punto, pero cuando ya estás trabajando y llevas unos añitos, al principio te emociona y todo, pero ya después se vuelve muy común”.
Refiere que tiene amigos mexicanos que trabajan para producciones que se han llevado el Oscar.
“Debo decir que estoy muy orgullosa y feliz, porque hay muchos paisanos en la industria, especialmente en Canadá. He tenido la oportunidad de trabajar en Vancouver, en Montreal, y la banda es súper talentosa y siempre andan por ahí haciendo proyectos en los que les va muy bien”.
En esta segunda entrega de Avatar: The Way of Water participaron 15 mexicanos, según su apreciación.
¿Qué mensaje le darías a los estudiantes de la UACJ?
“Si yo pudiera darles un consejo es que, de verdad, de corazón, sueñen en grande, sea lo que sea o lo que quieran lograr. Y con esto no quiero decir que se tengan que ir de México, a lo mejor su sueño es fuera de México, en México o Juárez. Lo que quieran lograr, si ustedes lo piensan o imaginan, ¡es posible! Con voluntad, disciplina, esfuerzo y dedicación, se puede llegar muy lejos; cuando menos te das cuenta, ¡ya estás ahí! El talento siempre ayuda muchísimo, pero nunca se confíen de eso: eso en la vida real no significa mucho. Cuando trabajas duro y con dedicación las puertas se te van abriendo; el destino o el universo te acomoda todo. Rodéense de personas que sean positivas, que les traigan cosas buenas, que les contagien esa energía de querer crecer, aprender y luchar por lo que quieren. Crean en ustedes, en sus capacidades y habilidades, que esa creencia que tienen sea más fuerte que la que puedan tener otras personas que les van a decir que no es posible o que es difícil”.
Ciudad Juárez, ¿cómo la visualizas desde Nueva Zelanda?
“Bueno, yo le tengo un cariño muy especial a Juárez, muchísimo; a mi familia, a mis amigos, a la comunidad. La gente de Juárez tiene un corazón muy grande y yo creo que, por la situación de violencia que por muchos años la ciudad ha pasado, la gente desarrolla una empatía y una compasión mucho más alta que a lo mejor en una ciudad en la que no pasa nada”.
El futuro Michelle Espinoza Monroy ¡lo tiene bien claro! Por ahora continuará en Weta FX, seguirá creciendo, aprendiendo y disfrutando, porque es una experiencia muy bonita; una oportunidad de conocer gente de todo el mundo y de poder viajar.
Además, le encantaría tener hijos, a quienes daría la opción de abrazar el mundo de las artes o lo visual. “Dejaría que ellos descubrieran sus pasiones o quiénes son, sus habilidades y talentos. Y, a partir de ello, vayan formándose y tomando decisiones, porque al final siempre he creído que las personas nacen con ciertos dones que tienen que explotar. Cuando trabajas en lo que te gusta no te pesa, no te duele y eso es lo más importante”.
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